sábado, 10 de noviembre de 2007

EL temperamento y el paisaje

Hay regiones donde las estaciones no se diferencian mucho entre sí, además el suelo es muy uniforme, esto mismo pasa con los hombres ya que muchos tipos se asemejan a los bosques y montañas ricas de agua, otros a macizos montañosos áridos y secos, hay otros como los prados y terrenos pantanosos y otros más, que parecen como llanuras y tierra seca sin vegetación. Pues las estaciones del año modifican la figura humana; ahí donde la superficie de la tierra es fértil, bien irrigada y grasa, ahí donde las aguas están en la superficie de la tierra y que en verano esta es caliente y en invierno fría, ahí donde el territorio goza de una buena situación climática los hombres son carnosos, mal proporcionados sin resistencia y cobardes en la mayoría de los casos ya que la flojedad y la indolencia los dominan, la sensibilidad para las artes es absoluta, no fina y penetrante. Donde el terreno es árido, agreste y escaso de agua, calcinado por el sol y flagelado por el invierno, ahí veremos que los hombres son flacos, secos, bien articulados, fuertes y tiesos, despiertos en grado sumo y laboriosos y además con un carácter y temperamento arrogantes y obstinados que se inclina más a la brutalidad que a la dulzura, son más entendidos y perspicaces en las artes y mucho más aptos para la guerra.

Pero esto no es lo único, también hay muchos factores que afectan en lo individual.

Los temperamentos no son totalmente puros. Todos los seres humanos estamos conformados por los cuatro temperamentos, en casi todos los casos hay dos de estos que predominan. Se puede dar que los temperamentos sean totalmente opuestos.

Si miramos el temperamento flemático fusionado con el colérico, estos dos son totalmente opuestos, vemos que en este caso el temperamento colérico se entrega al medio ambiente con sus impresiones y experiencias, lo cual casi no se nota en el flemático. Hay que ver también el trabajo interior que hace con estas experiencias e impresiones, la fuerza con la que reacciona a lo que le sucedió. También aquí el colérico reacciona fuertemente, el flemático poco. Pero entonces las fuerzas de reacción son diferentes en cada caso, ya que el flemático tiene como fuerza el dicho de que “la gota constante cava a ala piedra”, el avanzar tranquilo de él, si sabe aprovechar a su temperamento.

¿Como el sanguíneo entonces referente al ser animado por las impresiones de afuera? Sin duda es fácilmente animado, en cambio no tiene fuerza para mantener e interiorizar las impresiones.

En cambio el melancólico se esmera por su fuerza de poderse interiorizar. Por ejemplo cuando un melancólico, generalmente tranquilo, de repente empieza a llorar y si le preguntamos nos damos cuenta que es por una herida que ve en el cuello de la niña que está al frente suyo, entonces esto parece ser excitabilidad fuerte por impresiones exteriores. Pero en realidad la impresión exterior apenas era la causa para una experiencia fuerte de compasión hacia el otro.

Un sanguíneo en cambio tal vez lo ve también pero el sentimiento es totalmente distinto, este dice “que feo” hace un chiste y cambia de tema.

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