sábado, 10 de noviembre de 2007

Temperamento Flemático

Físicamente tienen tendencia a la obesidad, aunque pueden existir tipos delgados. En ellos predomina la flema. Son reflexivos, silenciosos, imperturbables. Miden siempre sus palabras, saben guardar secretos. Su entereza es fría y sosegada y es difícil conocer lo que piensan.

Este temperamento juega el mismo papel que el agua en la naturaleza, que fluye y forma meandros que impregna, humedece y vivifica, asciende, cae, se cristaliza, se congela.

Este temperamento tiene una figura y función del organismo.

El hombre líquido es representado por el sistema linfático, el agua como le decían los antiguos griegos a la flema del hombre interno, es el elemento menos excitable de todos los elementos funcionales del cuerpo. La linfa constituye el principio de lo líquido---nutritivo por excelencia. Cuando este predomina el organismo en general, se dice que el temperamento flemático es preponderante de todas maneras este elemento orgánico puede hacerse valer fuera de la región nutricional en el polo opuesto orgánico, en el sistema nervioso exactamente en el sistema líquido del cerebro (calloso).

Edad:

La edad del temperamento flemático, se realiza mucho mejor en la primera infancia, justamente en la fase evolutiva de la lactancia. La constitución flemática conserva el tipo de bebé cuando su hegemonía persiste en los periodos de la vida más avanzados, puede ocurrir en dos direcciones orgánicas distintas: por la vía neuro linfática de cabeza grande o por la vía nutritiva que es la que propicia la redondez.

El cuerpo etéreo del temperamento flemático esta desarrollado por todo el organismo, cubre un poco todas las demás funciones de los miembros constitutivos. Esta constitución es necesaria en la primera infancia a causa de la edad, ya que los miembros constitutivos superiores que son el cuerpo astral y el yo, están en este momento ocupados en el crecimiento y con la diferenciación interna de los órganos. El predominio de la constitución etérea persiste en la típica evolución ideal hasta la caída de los dientes que termina a finales del primer septenio.

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